Génesis del Festival, la I Semana Internacional de
Cine-Foto-Audiovisión se celebró en el cine Prado del 30 de septiembre al 6 de
octubre de 1967 como parte de una serie de actividades que el Ayuntamiento de
Sitges y algunas entidades sitgetanas promovieron por el turismo de la villa,
que experimentó un importante crecimiento de forasteros en aquella época, y con
afán de potenciar la temporada baja de la localidad.
Como dato menor, cabe recordar que en aquella época Sitges disponía de tres cines: Prado, El
Retiro y Rialto. Prado y Rialto eran las salas más modernas. Prado y El Retiro siempre han acogido el Festival de Cine de Sitges y en la actualidad aun lo hacen, mientras que el cine Rialto desapareció.
ORGANIZACIÓN
La junta de la entidad local Sitges Foto-Film decidió, en casa
de su presidente, Pedro Serramalera, proponer al alcalde, José Antonio Martínez
Sardá, unas jornadas internacionales de cine.
El municipio ya había experimentado los beneficios del
séptimo arte años atrás con el rodaje de varias películas y el consistorio
aceptó el proyecto de la entidad, constituyéndose una comisión organizadora
presidida por el propio Serramalera y formada principalmente por Antonio
Rafales Gil y Joan Manuel Marcé Gea.
Según explica Antoni Collera, que era presente en la reunión,
“el Dr. Serramalera hizo un pronóstico;
esta Semana de Cine se nos puede hacer tan grande, puede que tenga tanto éxito
que… nos la quitarán de las manos”.
Con el fin de formalizar el proyecto, la comisión se puso en
contacto con varios críticos de cine de Barcelona, como Antonio V. Kirchner,
Pere Fagés, Joan Pere Ginés y Romà Gubern. Los
dos primeros eran activos organizadores de los primeros cineclubs celebrados en Sitges.
Según el crítico de cine Pere Fagés, “el Ayuntamiento de Sitges llamó a Antonio Kirchner para organizar en la villa una manifestación en torno al cine que sirviera para publicitarla un poco
más allá de la alta temporada turística y Kirchner me pidió que trabajáramos en
equipo como en otras ocasiones” (La “contestazione”, Catálogo del Festival
1987).
PROGRAMACIÓN
La programación constaba de un concurso internacional de
fotografía en color y en blanco y negro, sesiones especiales de demostraciones
de televisión en color, conferencias y concesión de premios en alta fidelidad,
y unas jornadas internacionales de escuelas de cine (celebradas del 1 al 6 de
octubre) en las que se presentaron los ejercicios (prácticas o películas de fin
de carrera) de los últimos cursos de las principales escuelas de Europa y
América, así como una retrospectiva de las prácticas realizadas por alumnos que
en la época ya eran auténticas figuras en la cinematografía mundial, como Roman Polanski o Skolimowski.
La semana se dividía en tres secciones:
En cine, I Semana Internacional de Cine Fantástico.
En foto, I Salón Internacional de Fotografía (tema
turístico).
En audiovisión, los claveles de Sitges para los mejores de
Televisión Española.
La comisión ejecutiva del certamen se desplazó a
diversos países europeos para concertar los cortometrajes que participaron
representando a cada escuela y para cursar las oportunas invitaciones a los
alumnos y profesores interesados.
En el panorama nacional, casi la totalidad de autores
asistieron a las jornadas encuadrados en la llamada Escuela de Barcelona,
movimiento cinematográfico catalán de intelectuales ávidos de cine europeo
libre pensante y de ruptura con el cine nacional producido en la época.
Los días 3, 4, 5 y 6, a las 11:30 de la mañana, en la sala
del Casino Prado Suburense se proyectó Dante
no es solamente severo, de Jacinto Esteva y J. Jordá; Cada vez que…, de Carlos Durán; Fata
morgana, de Vicente Aranda; Cercles,
de Ricardo Bofill, y Raimon, de
Carlos Durán. Además, el mismo día se pasaron las películas de Pedro Portabella
y de Gonzalo Suárez.
En la sesión de la noche se proyectaron Los buenos samaritanos, de Francisco Montoliu, Tierra de hombres, de A. Péléchian, Una limosna pro barracas de San Canimiro, de Pedro Balañá, La ejecución de M. Hartwig, de
Postdambabelsberg, y La muerte del
provincial, de Krzyaztof.
Las obras presentadas
en el certamen procedían de la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, de
Lodz, de Budapest, del F.A.M.U. de Praga, del I.D.H.E.C. de París, de la Escuela de Cine de Berlin, de Studentewverk Kiel de Kiel, de la Escuela de Profesionales de Altos Estudios Cinematográficos de Atenas, del Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Santiago de Chile, del Centro Experimentale di Cinematografía de Roma y de muchas
facultades americanas.
Según el periódico La Vanguardia Española (viernes, 15 de septiembre de 1967), también se interesaron para participar el Departamento de Cinematografía de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina) y el Instituto de Cinematografía de la Universidad del Litoral de Santa Fe (Argentina).
Según el periódico La Vanguardia Española (viernes, 15 de septiembre de 1967), también se interesaron para participar el Departamento de Cinematografía de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina) y el Instituto de Cinematografía de la Universidad del Litoral de Santa Fe (Argentina).
Para completar las proyecciones se celebraron unas
conversaciones desarrolladas por los alumnos, presididas por el ensayista e
historiador de cine Manuel Villegas López como moderador y con intervención de
profesores y técnicos titulados. El crítico y realizador cinematográfico Fernán
Gubern ejerció de secretario de las ponencias.
El temario de las conversaciones fue “Escuela y Profesión”
desarrollándose las ponencias de acuerdo con la problemática de las escuelas
(formación de técnicos; investigación; confrontación de los planes de estudio)
y la incorporación a la profesión (modos o sistemas; posibilidad de la
incorporación a un cine de producción independiente y experiencias en los
distintos países).
En la cuarta sesión de trabajo de las conversaciones con la
exposición de la ponencia "Posibilidades del cine independiente", a cargo de Juan
Ramón Jordán de Urries, se siguió un pertinente coloquio que trascendió en
cierto modo los límites de la ponencia cuestionándose la efectividad y
posibilismo de organismos como ASDREC (Asociación Sindical de Directores
Realizadores Españoles Cinematográficos).
PALMARÉS
La Semana se clausuró bajo la presidencia del alcalde de la
localidad y del director de la Escuela de Cinematografía de Madrid, Carlos
Fernández Cuenca, y otras personalidades. Al término del acto de entrega de
premios ambos pronunciaron unas palabras.
Los premios otorgados por el certamen fueron:
Mejor presentador, José Luis Uribarri.
Mejor actor, Luis Prendes.
Mejor actriz, Ana María Vidal.
Mejor guionista, Jaime de Armiñán.
Mejor director, Carlos Baroja.
Mejor realizador de programas dramáticos, Esteban Durán.
Mejor realizador en directo, Vicente Llosa
La personalidad del año en T.V.E. (Televisión Española), al
equipo de la segunda cadena nacional.
LA AUTORIDAD Y LOS
INTELECTUALES
En tiempos de censura en general y en especial en el mundo
del espectáculo debido a la dictadura de Francisco Franco (de 1939 a 1975), los
metrajes que se proyectaban en las jornadas debían pasar dos filtros, un
primer visionado en Madrid (Dirección General de Cine del Ministerio de
Información y Turismo) y posteriormente ante el subdelegado del ministerio en
Vilanova i la Geltrú, población vecina y capital de la comarca barcelonesa del Garraf, donde se ubica Sitges.
Algunos de los cortometrajes
presentados de alrededor del mundo no consiguieron el permiso del subdelegado.
Así, destaca una obra procedente de una escuela de Illinois (Estados Unidos) no
autorizada por el funcionario por tratar el tema de la guerra del Vietnam en
unas jornadas de jóvenes realizadores.
Según asegura Francesc Borderia, quien fuera durante más de 20 años coordinador de proyecciones del cine El Retiro, “las películas no se visionaban en Madrid, porque llegaban directamente
al aeropuerto de El Prat. El funcionario de Vilanova era el principal encargado
de visionar las obras y de decidir que se censuraba y que no”.
Los organizadores recuperaron las copias apropiadas por el
funcionario subdelegado del ministerio, pero el evento transcurrió con cierta
tensión y los rumores sobre un texto protesta, titulado Manifiesto de Sitges,
que sería distribuido el último día, fue caldeando el ambiente. “El Ayuntamiento de Sitges secuestró la
multicopista y clausuró las oficinas que disponíamos, intentando por la vía
del diálogo primero y de presión después, que paralizáramos el documento, pero
el documento ya estaba impreso”, según explica el crítico de cine y
organizador Pere Fagés.
El día de la cena de clausura, celebrada el 6 de octubre en el
Hotel Calípolis, mientras el estamento oficial intentaba pronunciar un
discurso, los participantes que protestaban por la censura repartieron
ejemplares del manifiesto y el evento se clausuró con una deprimente pelea
colectiva donde volaron platos, sillas y comida. El propio alcalde perdió
los nervios y agredió a una periodista de Madrid que cubría la cena para la
Radio Nacional.
La guardia civil de Sitges y de los alrededores y la policía
local, ya apelotonada al inicio de la cena en torno al hotel, entró y clausuró
la Semana llevándose a varios invitados a la prisión de la villa, entonces
situada en la planta baja del actual edificio del Ayuntamiento de Sitges.
Pese a que las jornadas sobre escuelas de cine no trataban
directamente el cine fantástico, sin ellas el Festival no hubiera nacido. El
germen del actual del Festival de Cine de Sitges yace en los organizadores locales
que a sabiendas de la mala experiencia vivida con las jornadas siguieron creyendo
en el potencial turístico de una muestra de cine.
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